El 29 de agosto vivimos el seminario ”La guerra de los sexos” cuyo subtítulo fue "todo lo que no me gusta de ella y nunca me atreví a decirle; todo lo que me molesta de él y nunca se animó a escuchar". Esta vez sacamos los trapitos al sol, y ahondamos en los secretos para convertirnos en la mujer y el hombre ideal de quién nos saque a bailar. Pero para ello primero nos dimos con todo el arsenal. “¡No me escucha!¡Hace lo que quiere!¡Me desequilibra!¡No me tiene en cuenta!¡Me aprieta!¡Me asfixia!¡Se cuelga!”, fue lo más suavecito que se escuchó decir. Finalmente pudimos detener esta guerra fría y lo hicimos diciéndonos en la cara lo que nos pasa, lo que nos cuesta, lo que nos gustaría. Cualquier similitud con la vida real no es una coincidencia.
Seminario "La guerra de los sexos"
El 29 de agosto vivimos el seminario ”La guerra de los sexos” cuyo subtítulo fue "todo lo que no me gusta de ella y nunca me atreví a decirle; todo lo que me molesta de él y nunca se animó a escuchar". Esta vez sacamos los trapitos al sol, y ahondamos en los secretos para convertirnos en la mujer y el hombre ideal de quién nos saque a bailar. Pero para ello primero nos dimos con todo el arsenal. “¡No me escucha!¡Hace lo que quiere!¡Me desequilibra!¡No me tiene en cuenta!¡Me aprieta!¡Me asfixia!¡Se cuelga!”, fue lo más suavecito que se escuchó decir. Finalmente pudimos detener esta guerra fría y lo hicimos diciéndonos en la cara lo que nos pasa, lo que nos cuesta, lo que nos gustaría. Cualquier similitud con la vida real no es una coincidencia.
