De pocos bailarines aprendimos tanto como de nuestros compañeros del Grupo Alma. Gabriela Torres y Demian Frontera, más que bailar, vuelan sobre sus sillas. En ellos admiramos la presencia, el coraje, el uso del tiempo, el oficio de bailar, y tantas otras cosas. María Laura Vicenti, linda, planea, se desliza y se amolda a las sillas como si su cuerpo estuviera diseñado para adornarlas. Con la guía de Susana Gonzalez Gonz buscamos emprender la danza desde nuestras limitaciones. Son éstas el punto de apoyo, el lugar de la partida. Aceptando y amando nuestras carencias nos lanzamos al abismo. En esto la danza integradora se hermana con el tango. Ambas nos dicen que todos podemos bailar, que en todos los seres humanos se encuentra esperando nacer el bailarín.
